domingo, 22 de abril de 2007

Lo Asumo!


Sí, soy una cafeinomaniaca adicta al cigarro, ¿y qué?. Cuando el humo de mi cigarrillo bailotea sobre mis bizarros ojos, la represión se contradice como una sinfonía de Beethoven y él más dulce vals de locura.
Cuya característica majestuosa es hacerme reflexionar, sin pensar que al intentar reflexionar tanto, me voy matando los pulmones.
Paralelamente, en algún rincón de santiago, una chica desesperada ruega para que el tiempo no se prolongue aun más, y yo acá, sabiendo que mi tiempo no es oro, disfruto de saberlo e intentar digerirlo con una taza de café.
La rutina agobiante en la cual se ha transformado un cálido día de abril, es tan placentera, por que sé que esta rutina no se repetirá.
¿el espejo miente? A mí me muestra la verdad multiplicada por el infinito deseo reprochante y quebrarlo no es la solución.
Si la gente pudiera ver la danza en la que se transforma el vapor de mi café con el humo de mi cigarrillo, se darían cuenta que el amor es mas que tener a alguien, que es mezclar hasta la ultima célula de tu ser logrando la perfección más imperfecta vista a los ojos humanos, esa mezcla homogénea asquerosamente sucia.Y como decirlo así, la gente no lo ve, y yo si, pero creo que en este minuto solo debo saber que mi café se enfría y mi cigarrillo ya se consumió.

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