miércoles, 18 de febrero de 2009

Tiempos Violentos.

El sol quema y mi piel se derrite, las escaras son cada vez mas profundas, cada vez mas hirientes, calan dentro de mi ser buscando el antídoto a una vida llena de pesares y malos entendidos,
mi sangre no posee sustancias curativas, posee toxinas y enfermedades que desgarran, que desangran.
Buscando un dios intravenoso, buscando caricias sanadoras, aquellas que te otorga el viento cuando eres paranoia.
Y ya no siento mis piernas,
ni mis brazos ni mi cuerpo, ya no queda ni un vestigio de mi esencia,
y ¿por qué?, porque la monotonía carcomió mis tardes y mis noches, mis veranos y en especial mis inviernos.
Ya no soy lo que soy, el hombrecillo que vivía bajo mi cama ya no está para darme la mano y consolar mis sollozos,
por que ya ni la tierra quiere tocar mis pies.

Es que la desdicha se traga lo malo para volverlo insano,
y es que mi corazón quema toda célula viviente,
cada demostración de cariño muere cuando está en mi vientre.

Y aun que duela asumirlo siempre la navaja esta con filo, cortando cada cuerpo que ose acercarse al mío,
no lo soporto,
el invierno es cada vez mas frío, y mis huesos tocan fondo tratando de encontrar un alivio,
un respiro,
se me hace un lío despertar y saber que la rutina algún día me ha de matar, y aun que sea falsedad, dormir para mi es despertar de una pesadilla, se renueva el orgullo, el instinto y la vida que se me gastaron de tanto pensar y creer que esta realidad suele ser tan vulgar.
Las llamas arden, queman a fuego lento,
porque cada vez que eres siento que mas te infecto,
y la vida es rutina cuando intento no pensar, cuando los vicios me ganan y me llevan a la paz mental,
porque mi sanidad no está ni aquí ni en la otra esquina, pues un mundo insano suele ser la mejor medicina,
pero todas esas mascaras caminan por las calles, se ríen y se olvidan de la prisa, sabiendo que allí detrás la sanidad es un juego, es una mascara latente para no correr riesgos,
¿y que si me muestro mala, si demuestro que mi mente es totalmente insana?
Al menos tengo el coraje de mostrar quien soy, sin máscaras ni caretas que anulen mi paso, sin vidas que me digan que jugar es malo, que gritar y correr es de animal y no de humano.
No es de humano, del humano contemporáneo que suele ser el ser mas deshumanizado, ya no lloro, las lagrimas son acido que derrite tu piel para mostrarte mas blando.
Saber que mi vida es un juego se me hace costumbre porque en algún minuto la pantalla me dirá game over,
así de simple todo acaba derepente y que importa si me muero en un mes o quizás veinte años, si muero mañana, no quiero pensar en mi pasado,
que la decepción es dura y aun que duela tengo un pasado condenado.

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